"Todo mundo quiere tener un amigo, pocos se toman la molestia de ser uno.."

martes, 27 de septiembre de 2011

Leo Masliah - S.O.S


S.O.S

Me compre un juego de destornilladores chinos, de esos que se venden en los omnibus.
Cuando llegue a casa abri el estuche y puse los destornilladores, uno a uno, sobre la mesa de la cocina. Los observé detenidamente, pero no pude descubrir nada.
Ví que en el estuche habia quedado un papelito.
Estaba escrito en chino y en inglés, y hablaba de la excelencia del acero con que habian hecho los destornilladores y de las múltiples virtudes de su diseño.
Pero no decía nada más. Miré a ver si había otro papel con las instrucciones, pero no.
Furioso, saque del cajon del aparador todos mis ahorros y me fuí a la mueblería del barrio, a comprar un juego de dormitorio.
El camion lo trajo a casa menos de una hora despues, y pedí a los muchachos que lo dejaran ahí nomas, a la entrada, en el comedor.
Para no quedar demasiado en evidencia, yo no había pedido expresamente al vendedor que me entregara algun manual, pero daba por sentado que un equipamiento tan costoso, debía venir con algun folleto explicativo, por mas escueto que fuera.
Sin embargo, cuando me quedé solo, revisé hasta el cansancio la cama y las dos mesas de luz con todos sus cajones, pero no encontré nada.
Y el simple examen visual de esas piezas, como en el caso de los destornilladores, no me aportó ninguna idea sobre las reglas a seguir.
Abrí y cerré infinidades de veces los cajones de las mesas de luz, me acosté, me paré y me senté sobre la cama en todas las posiciones posibles, pero nada.
Es increíble: cuando yo era chico aprendía enseguida todos los juegos, y si no entendía algo siempre había algun chiquilín que me explicaba, aunque mas no fuera para mostrarme lo bien que jugaba él.
Ahora que soy grande quiero jugar a juegos de grandes, pero no hay caso, no me doy cuenta como se juega.

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